Flexibles, eficientes y confortables. Así serán las casas del futuro según los profesionales de la arquitectura, que han tomado nota de las necesidades que la irrupción del COVID-19 ha desvelado tanto en los hogares particulares como en las residencias de mayores desde su llegada hace más de un año. Los expertos también aseguran que la adaptación de las ciudades a la salud de las personas pasará por un cambio en la especulación del suelo de manos privadas a manos públicas.
Estas conclusiones fueron abordadas durante la mesa redonda ‘Espacios inmunes. ¿Cambiará 2020 nuestra forma de hacer arquitectura? Tendencias, cambios, crisis u oportunidad’, que organizó el Colegio de Arquitectos de Valladolid el pasado mes de octubre con motivo de la celebración del Día Mundial de la Arquitectura. En el encuentro participaron el presidente del COAVA, Manuel Vecino; el director de la Escuela de Arquitectura de Valladolid (ETSAVa), Darío Álvarez; la arquitecta en la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León (JCyL), Carmen Rosa Lancharro; la arquitecta urbanista Gloria Hernández; la jefa de Sección de Proyectos II, D. G. Vivienda, Arquitectura y Urbanismo de la JCyL, María Antonia Veganzones; y el arquitecto Óscar Miguel Ares.
Con este encuentro se puso de relieve la importancia de reunir a profesionales de distintas áreas relacionadas con la arquitectura y el urbanismo para debatir sobre el futuro que ha marcado la llegada de la COVID-19. “Esta pandemia ha destapado un gran número de deficiencias que tenemos que solventar cuanto antes, por lo que el coloquio entre expertos es más necesario que nunca”, asegura Manuel Vecino. El presidente del COAVA extiende esa petición de diálogo a las instituciones públicas, ya que sin “el apoyo institucional, especialmente económico, los cambios son imposibles”.
Ámbito investigador y docente
De la misma opinión se muestra Darío Álvarez, que apuesta por un vínculo más directo entre la investigación académica y la realidad. Y es que la libertad a la hora de experimentar en los proyectos es uno de los puntos fuertes que destaca el director de la ETSAVa con respecto a los alumnos e investigadores de los centros docentes: “Desde hace tiempo vienen trabajando en espacios flexibles, con mayor ventilación y espacios abiertos, algo que ahora se posiciona como una prioridad en las viviendas”. Por lo tanto, Álvarez apuesta por el aprovechamiento del potencial de los futuros arquitectos, ya que sus trabajos no están constreñidos por “condicionantes económicos o administrativos, sino que son una investigación pura que puede orientarse a mejorar la sociedad”.
Mientras que el director de la ETSAVa ofrece un punto de vista investigador, Carmen Rosa Lancharro, aunque también dentro del ámbito académico, centra sus propuestas en las necesidades arquitectónicas de los centros docentes. “La normativa ya atiende a las necesidades que se han puesto de relieve con la pandemia, pero se necesita más inversión para poderlo llevar a la práctica de la mejor manera posible”, explica la arquitecta. Según Lancharro, la gran revolución en la enseñanza no está en la calidad de las estructuras arquitectónicas, sino en la forma de educación, ya que “la relación entre profesores y alumnos ha cambiado y esto sí que afecta directamente al uso de los espacios”. La ventilación máxima, las áreas más espaciosas o la flexibilidad para separar o juntar aulas son algunas de las necesidades que señala la arquitecta. “Esta pandemia puede servir como motor para el cambio que ya llevamos vislumbrando mucho tiempo”, afirma.
Urbanismo
La misma necesidad de evolución se ha detectado en el urbanismo durante la pandemia, que ha servido para identificar “las deficiencias que de otra forma podrían haber pasado inadvertidas”, como indica Gloria Hernández. La adaptación de las ciudades a la salud de las personas es urgente y requiere, según la arquitecta urbanista, “la participación activa de muchas disciplinas coordinadas: de carácter social, medioambiental, energético o de gestión urbana, entre otras”.
Precisamente de las rehabilitaciones energéticas interesan a María Antonia Veganzones, ya que asegura que las ayudas económicas que demandan los profesionales deben ir orientadas a conseguir “una vivienda confortable con menor consumo y mayor eficiencia y confort”. Veganzones explica que, precisamente, son los barrios más deprimidos económicamente los que tienen mayores problemas debido a la sobrepoblación, lo que complica la llegada de soluciones: “Primero tienen que comer para sobrevivir y, aunque la vivienda es importante, viene después”. La falta de inversión en vivienda social es para la arquitecta el punto de partida de las carencias urbanísticas a las que nos enfrentamos.
Residencias de mayores
Este punto de vista social es compartido por Óscar Miguel Ares, que pone en valor las residencias de mayores, que “han sido demonizadas injustamente en esta pandemia”, porque es “un modelo necesario” en nuestra sociedad. El envejecimiento de la población es uno de los grandes problemas actuales, especialmente en Castilla y León, como señala el arquitecto, que destaca que “lo que viene es una auténtica marea gris”. Según su opinión, lo importante en este ámbito es “no crear arquitectura, sino crear hogares”, con espacios más cerrados, más claustrales, que permitan un rápido control de las epidemias: “Hay que huir de los modelos de residencia pasillo o residencia hospital, que son los que han provocado la mayor tasa de decesos con el COVID-19”. Ares atiende también al punto de vista económico, y considera que las instituciones públicas deben invertir en la mejora arquitectónica, en este caso en las residencias de mayores. “Debe haber una normativa detrás de los cambios”, asegura.